Final de una etapa en Bellvitge

El Provincial de los Jesuitas, el P. Enric Puiggròs SJ, ha comunicado al Cardenal Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, el cierre, a finales de este año 2025, de la comunidad religiosa de jesuitas que viven en el barrio de Bellvitge, en L’Hospitalet de Llobregat. La Compañía de Jesús dejará también su responsabilidad en la parroquia de la Mare de Déu de Bellvitge, que actualmente tiene encomendada.  

Sin embargo, la Compañía de Jesús no deja el barrio, sino que sigue plenamente comprometida en Bellvitge, a través de las instituciones e iniciativas que acompaña, entre ellas el colegio Jesuïtes Bellvitge-Centro de estudios Joan XXIII, que forma parte de la red Jesuïtes Educació. 

A lo largo de más de 50 años, muchos jesuitas han vivido y trabajado en el barrio impulsando iniciativas, acompañando la comunidad cristiana y contribuyendo a consolidar instituciones que han mejorado la vida de las personas. Ahora que es necesario reducir la actividad y responsabilidad en Bellvitge, es momento de reconocer y agradecer la oportunidad que ha tenido la Compañía de Jesús de participar en la vida y transformación de este barrio, así como de colaborar con las diversas realidades parroquiales, diocesanas y eclesiales de Bellvitge y de su entorno. El agradecimiento mayor es para los miembros e la comunidad cristiana y para todos los vecinos y vecinas que durante todo este tiempo nos han acogido y acompañado.  

Fue en 1968 cuando un grupo de jesuitas, junto a laicos, laicas y religiosas, se instalaron en el barrio de Bellvitge, para trabajar y convivir con los vecinos, promoviendo iniciativas pastorales y socioeducativas, comprometidos con las personas más desfavorecidas. Hacía tan solo cuatro años que se había iniciado la construcción de los primeros bloques de viviendas que acogían a las personas que buscaban trabajo en las fábricas del cinturón industrial del área metropolitana de Barcelona.  

No había equipamientos ni servicios, ni siquiera calles o alcantarillado. Aquellos jóvenes jesuitas se implicaron en la vida cotidiana, apoyando las reivindicaciones de los vecinos y participando en las entidades que se fueron creando. Supuso una opción de inculturación e integración de los religiosos en la vida ordinaria, el compromiso firme con la justicia que surge de la fe, borrando barreras y fronteras de la cultura dominante de la época.  

hay que agradecer y celebrar el legado que la labor de tantos jesuitas i laicos ha dejado en muchas personas e instituciones, y al mismo tiempo, renovar el compromiso de la Compañía de Jesús con el barrio de Bellvitge

El colegio Joan XXIII empezó en un parvulario para 15 niños ubicado en un local comercial que acondicionaron las mismas familias. Actualmente está integrado a la red Jesuïtes Educació y acoge a más de 1.600 estudiantes, desde educación infantil hasta bachillerato, siendo referente de la formación profesional, una de las grandes apuestas del centro desde sus inicios. El colegio es una obra colectiva de personas comprometidas con la educación y el barrio.  

La parroquia se inició en unos barracones y ha dado lugar a una comunidad cristiana activa que ha impulsado multitud de iniciativas, como la Fundació La Vinya, organización social que acaba de cumplir 25 años y que articula la acción social de las parroquias de los barrios de Bellvitge y Gornal. 

En este momento en el que es necesario reducir la presencia y actividad en el barrio, de acuerdo con las capacidades actuales de la Compañía de Jesús, hay que agradecer y celebrar el legado que la labor de tantos jesuitas y laicos ha dejado en muchas personas e instituciones, y al mismo tiempo, renovar el compromiso de la Compañía de Jesús con el barrio de Bellvitge a través del trabajo del colegio Jesuïtes Bellvitge – centro de estudios Joan XXIII y de los diversos proyectos en los que seguimos participando.