Miles de personas han perdido la vida en Marruecos como consecuencia del terremoto que el pasado 9 de septiembre en el sur del país. Las estimaciones indican que puede haber cerca de 400.000 personas afectadas por esta tragedia.
Àlvar Sánchez, jesuita catalán, miembro de la Delegación Diocesana de Migraciones de Nador y secretario general de Cáritas en Marruecos, se ha desplazado a la región del Alto Atlas para conocer la situación y coordinar la respuesta de la Iglesia local ante esta emergencia.
“Las personas y comunidades afectadas por el seísmo permanecen en pie dispuestas a superar la adversidad”, nos cuenta desde allí. “A veces uno no puede evitar preguntarse qué sostiene su esperanza en medio de los escombros y ante la muerte de sus seres queridos. Alhamdolilah, responden, al descubrir tu pregunta en la mirada, como queriéndote recordar que la vida es un regalo y que ahí siguen, con dolor pero en pie, dispuestos a seguirla agradeciendo”.
“Las personas y comunidades afectadas por el seísmo permanecen en pie dispuestas a superar la adversidad”
La situación que nos describe Álvar es de gravedad extrema: “En los pueblos del Alto Atlas las casas de adobe y pizarra se han desmoronado. El deslizamiento de tierra ha barrido los bancales de cultivo. Es como si la gravedad, con toda su fuerza, se hubiese desplomado sobre cada palmo de tierra”. Frente a esto, destaca la respuesta de la sociedad civil: “personas de toda condición, estudiantes, profesionales, familias, se desplazan a diario a la zona afectada para tratar de ofrecer una ayuda a quienes más lo necesitan. En cada localidad se han levantado tiendas para acoger a quienes ya no tienen un techo. También se ha organizado un sistema de distribución para que los más vulnerables reciban un lote de alimentos sin tener que desplazarse a los puntos de distribución”.
Y las muestras de agradecimiento de quienes lo han perdido casi todo son delicadas, sencillas y discretas, nos dice Àlvar. En lo que se refiere a las labores de ayuda, las ONGs trabajan para coordinar sus intervenciones para ofrecer la mejor respuesta. “Son muchas las organizaciones que nos hacen llegar su apoyo. También muchas comunidades rezan con nosotros. Algunas muestras de cercanía nos conmueven, como las palabras de comunión de los compañeros del Servicio Jesuita a Refugiados en Alepo, la región siria devastada por la guerra en la que los terremotos dejaron cientos de muertos hace apenas medio año”.
Las ONG de la Compañía de Jesús Entreculturas y Alboan dan su apoyo a la Delegación Diocesana de Migraciones de Nador (DDM) con proyectos de atención a personas migrantes en el norte del país. Después del terremoto se está trabajando conjuntamente con la DDM y la red de organizaciones eclesiales para conocer las necesidades de la población afectada y coordinar la intervención.
Se puede colaborar aquí: Campaña Emergencia Marruecos