"Una persona cercana, amable, interesada por todo, llena de humor, que inspiraba confianza..." Así ha definido a Joan Travé su compañero Josep Rambla, durante la Eucaristía en su recuerdo que tuvo lugar este martes 10 de noviembre en la Iglesia de los Jesuitas de la calle Casp de Barcelona, con aforo limitado y siguiendo las medidas anti-Covid.
Joan Travé, jesuita, murió el pasado sábado en Barcelona. Había nacido en Adrall, en Lleida, en 1930 y hacía 66 años que era jesuita. Fue profesor de Derecho Internacional y de Filosofía Social en ESADE durante más de 30 años, donde es recordado por antiguos alumnos, profesores y personal de servicio por su dedicación y rigor.
Doctorado en Derecho, de pensamiento crítico y sólido, siempre ha estado comprometido con las personas más vulnerables y con la justicia, también en tiempos y cirumstancias difíciles. Formó parte de los inicios del movimiento Cristianos por el socialismo en los años 70. "Su fe bien fundamentada y sin ningún tipo de edulcorantes pietistas ha sido siempre nutrida por la oración, la eucaristía, acompañada de una seria teología y traducida en el compromiso social", destacaba Rambla en la homilía en la Eucaristía de este martes.
En el ámbito pastoral, actividad que llevó a cabo a lo largo de toda su vida pero que intensificó al jubilarse como profesor, colaboró en varias parroquias de Cornellà y Hospitalet, y en los últimos años, en la Iglesia del Sagrado Corazón de los Jesuitas de Barcelona, en la calle Casp. Lo hizo siempre con interés por la gente, preparación, estima y buen trato.
Ha sido miembro muy activo del centro de estudios Cristianismo y Justicia siendo uno de sus impulsores ya en sus inicios en 1981, actividad que ha mantenido hasta hace pocos días, colaborando en seminarios, cursos y publicaciones. También ha participado en instituciones como la Fundació Alfons Comín o Acció Solidària Contra l'Atur.
Durante la Eucaristía se recordaron estas diversas actividades que Travé llevó a cabo a lo largo de su vida. Y a pesar de esta intensa y destacable actividad, y la estima de tantas personas que lo han conocido, "siempre ha querido estar en el último lugar", dice Rambla, recordando su discreción y humildad. Una vida con la que deja un recuerdo extraordinario en muchas personas, por su carácter y manera de hacer: "Siempre atento con todo el mundo, con una gran capacidad de tratar todo tipo de personas con naturalidad y estima. Su presencia garantía en un grupo o en una comunidad la buena conversación, el interés, la amabilidad y un buen ambiente. Con Joan todo el mundo se encontraba bien".
Se puede descargar la homilía en este enlace.