Vivir sin CIE es posible. Este es el mensaje que ha querido transmitir la vigilia de oración que se ha celebrado este sábado 30 de enero ante el Centro de Internamiento de Extranjeros de la Zona Franca de Barcelona.
El grupo de visitas al CIE de la Fundació Migra Studium ha organizado por séptimo año consecutivo este encuentro en solidaridad con los internos, con la adhesión de más de 60 entidades y colectivos. Esta vez se ha tenido que limitar el número de participantes, pero la vigilia se ha podido seguir en directo a través de Instagram.
Una vez más, la iniciativa ha servido para denunciar el sufrimiento injusto e inútil que sufren miles de personas migrantes internadas en estos centros. Se han leído los testimonios de internos, recogidos por los voluntarios que los visitan. Algunos de ellos sufren problemas de salud o son menores. Sus relatos ponen en evidencia las vulneraciones de derechos que se dan en el interior de los CIE. "Soy menor. No sé porque estoy aquí. Hace cinco días que llegué y no puedo dormir ni comer. Tengo miedo en la celda, en el patio, en el comedor", explicaba al voluntario un joven argelino que fue finalmente deportado.
El acto ha contado con la asistencia del obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova que, ante las puertas del CIE, reivindicó la necesidad de acompañar a las personas internadas. "Queremos que sientan nuestro corazón que los ama y que defiende sus derechos y su dignidad".
En marzo del año pasado, con el estado de alarma por la pandemia, el CIE quedó vacío y cerrado. "Durante siete meses se ha demostrado que podemos vivir sin CIE", dice Migra Studium. Pero el mes de octubre los Centros de Internamiento de Extranjeros se han vuelto a reabrir, en condiciones aún más difíciles, ya que están prohibidas las visitas tanto de familiares como de entidades y ONG.
La hostilidad que representa el CIE se ha contrapuesto con testimonios de hospitalidad. Personas migrantes o refugiadas que han podido contar con la acogida y el apoyo de las familias de la red de hospitalidad.
Durante la vigilia, que ha tenido una dimensión reivindicativa y contemplativa, se han leído textos de diferentes tradiciones religiosas y se han encendido velas que representan el sufrimiento de todas las personas que dejan su tierra buscando un presente y un futuro mejor.