La sala de actos del centro de estudios Cristianismo y Justicia se quedó pequeña para acoger un merecido reconocimiento y homenaje al jesuita Josep M. Rambla, coincidiendo con la presentación de sus últimos libros. Un acto que ha tenido como centro el agradecimiento a la maestría del P. Rambla y a lo que ha dedicado buena parte de su trayectoria como jesuita: el impacto de los Ejercicios Espirituales y la espiritualidad ignaciana en la vida de las personas.
Y si se ha reconocido esta maestría ha sido no sólo por su trabajo de estudio y análisis de la espiritualidad ignaciana, sino fundamentalmente por cómo ha hecho esta experiencia a través de su vida, especialmente en el compromiso social en Cornellà de Llobregat, donde ha estado viviendo durante más de 45 años, junto a vecinos y vecinas, acompañando a comunidades y entidades.
"Maestría significa ser persona de experiencia, haber reflexionado sobre esta experiencia y tener la capacidad de transmitirla"
Los también jesuitas Xavier Melloni y José García de Castro fueron los encargados de presentar los dos últimos libros de Rambla: Una manera de estar en el mundo, publicado en castellano por el Grupo de Comunicación Loyola y que acaba de ser publicado en catalán por Cristianismo y Justicia; y Moverse por el amor, volumen de la colección Manresa publicado por el Grupo de Comunicación Loyola.
“Tenemos a un maestro en Josep. Y maestría significa ser persona de experiencia, haber reflexionado sobre esta experiencia y tener la capacidad de transmitirla”, decía Xavier Melloni, que ha recordado la aportación que ha hecho Rambla al estudio de los Ejercicios Espirituales, siendo pedagogo, a través de la docencia y la transmisión, así como dando él mismo Ejercicios y acompañando a tantas personas.
Por su parte, José García de Castro, director de la colección Manresa, ha presentado el libro Moverse por el amor, desgranando el sentido de su título, y ha agradecido al autor “el testimonio de tu vida entregada en todo” y este libro “que nos hace creíble y veraz que no sólo es posible sino muy probable que nos movamos por el amor”.
En la segunda parte del acto, tres testimonios han compartido su experiencia. Bruno Parellada ha explicado cómo hizo Ejercicios Espirituales, acompañado por Josep M. Rambla SJ y, por su sugerencia, no los hizo en una casa de espiritualidad, sino instalándose solo en Cornellà, en un pequeño piso, evitando distracciones, pero buscando un silencio que permite estar atento y vivir con atención.
Pilar París ha puesto en valor la labor del acompañante en los Ejercicios, ofreciendo su propia experiencia y destacando que este servicio no es exclusivo de religiosos y sacerdotes. Y Marta Millà finalmente ha explicado cómo se concreta en su caso la espiritualidad ignaciana en la vida cotidiana: "reconocer en la vida sencilla de cada día a Ignacio movido por el amor ha sido fundamental en mi vida", ha dicho.
"La amistad es lo que me ha llevado a escribir"
Josep M. Rambla ha tomado la palabra al término del acto. Después de recibir tanto agradecimiento por su maestría, ha querido él también, agradecer a su familia, a los compañeros jesuitas y a las diversas personas con las que ha colaborado, el apoyo, el cariño y la confianza. “Yo he repetido muchas veces que no soy un escritor y, sin embargo, he escrito bastante, creo que la raíz de todo esto es la amistad, es lo que me ha llevado a escribir”.
“Esta imagen del Ignacio simple y sin atributos es la que me ha ayudado a acercarme a la realidad de todas las cristianas y cristianos que intentan vivir con fidelidad”.
Pero sobre todo ha querido dedicar unas palabras a las personas de Cornellà, con las que ha convivido y a las que ha acompañado a lo largo de 45 años a través de esplais, comunidades cristianas o entidades sociales. "La relación con la gente de Cornellà me ha ayudado a comprender mucho más la humanidad de Jesús, y este contacto ha mantenido siempre viva la opción con los pobres".
Sobre san Ignacio, ha reconocido que el hilo conductor de gran parte de sus escritos ha sido la voluntad de desvestir al santo, quitarle la casulla y la sotana, y ayudar a descubrir que debajo encontramos siempre el saco del peregrino, un hombre pobre, enamorado de Jesús. “Este Ignacio simple, sin atributos, es el Ignacio que da origen a su pedagogía espiritual, y es lo que me ha ayudado a acercarme a la realidad de todas las cristianas y cristianos que intentan vivir con fidelidad su vida”.