La tarde del 28 de junio tuvo lugar una Eucaristía en recuerdo de Josep Miralles SJ en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en la calle Palau de Barcelona.
Su traspaso había tenido lugar el 27 de junio de 2020, un año antes. Nos dejó de una manera súbita, la causa principal fue la accidentalidad, y en ese momento dejó en todas las personas que le conocían un cierto sentimiento de incredulidad y, tal vez, incluso de desconsuelo.
A lo largo de la Eucaristía hubo varios momentos para recordarlo agradecidamente desde la vida compartida: los primeros años de su vida en familia y desde entonces, con los diferentes grupos y organizaciones con las que Josep estuvo implicado. Durante la celebración su hermano y su sobrina tuvieron ocasión de recordar muchos momentos vividos con él. Los compañeros jesuitas hicieron un repaso sereno a todo lo vivido con Josep. También personas vinculadas a ESADE, Cristianisme i Justícia, Migra Studium, Oxfam Intermón, Can Vidalet y el grupo de revisión de vida pudieron compartir su recuerdo.
Por encima de toda esta diversidad de organizaciones y personas reunidas, coincidió el eco de las actitudes características que conformaban el eje fundante de Josep, las que dan una idea precisa de su persona: la humildad, la paciencia, la generosidad, la discreción, la disponibilidad, la capacidad de servicio, la inteligencia, el buen consejo y, principalmente, ser un gran enamorado de Jesús de Nazaret, del que quería ser testigo vivo allí donde iba. Muchos de los presentes también quisieron destacar que fue un firme convencido de la opción fe-justicia que miraba de encarnar en cada lugar y situación.
Como parte de la celebración, se leyeron textos del primer y segundo testamento escogidos para la ocasión, entre ellos, el Salmo 139, uno de los que más le gustaban y que expresa el total reconocimiento a Dios y la adhesión personal a Dios como único camino a la vida. También, formó parte de la expresión de este recuerdo la proyección de fotografías y durante el ofertorio todos los asssitents pudieron disfrutar del Domine Deus de Vivaldi bellamente interpretado.
Toda la celebración fue un acto de agradecimiento a Dios por su vida, por su dedicación a los demás y por la gran capacidad de vivir el Evangelio en la vida cotidiana, expresado mediante los recuerdos y ecos que Josep deja dentro todos nuestros corazones.