Misionero jesuita nacido en la localidad canaria de San Cristóbal de la Laguna (Tenerife) en 1534, dedicó su vida a la evangelización y defensa de los derechos de los indígenas brasileños. Fue fundador de Sao Paulo y cofundador de Río de Janeiro. Poeta, escritor y lingüista, su destacada aportación a las lenguas nativas lo convierten en uno de los principales representantes de la cultura brasileña.
El Papa firmará el decreto de canonización del jesuita Beato José de Anchieta el próximo 2 de abril. Este misionero jesuita nació el 19 de marzo de 1534 en la isla de Tenerife. Bien joven se trasladó a Portugal para estudiar en la Universidad de Coimbra, regentada por la Compañía de Jesús y una de las más prestigiosas de la época. Allí entró en el noviciado jesuita en el año 1550. Es destinado a las misiones del Brasil y el 13 de juliol de 1553 llega al puerto de Bahía, donde empieza una vida apostólica extraordinaria y intensa, que desarrolla al lado del P. Manuel de Nóbrega, sj, Provincial del Brasil.
Ya en el inicio de su estancia, Anchieta empieza a aprender la lengua tupí, y a familiarizarse con las costumbres de los pueblos indígenas, algo que será fundamental para en toda la labor que llevará a cabo. El 25 de enero de 1554 forma parte del grupo de portugueses que en Piratininga fundan la actual metrópoli de Sao Paulo. Allí impulsa un centro misionero que será lugar de atención y asentamiento para indígenas, donde se realizan sobretodo labores de formación. Su interés por el conocimiento de la lengua indígena lo lleva a elaborar la primera gramática en lengua tupí. Anchieta es también destacado como poeta y dramaturgo y la Academia Brasileña de Letras y el Instituto Histórico y Geográfico del Brasil lo consideran entre las grandes figuras de la cultura del país.
Participó tambien, junto con el P. Nóbrega, en una expedición para preservar la paz con los indios tamoios. Anchieta se convirtió en un defensor de los derechos de los aborígenes y mestizos y predicó contra las cacerías de indios y el mercado de esclavos. El 1566 fue ordenado sacerdote y posteriormente, en 1577 fue también Provincial de la Compañía de Jesús en Brasil. Fue fundador de colegios y priorizó la atención a enfermos y a las personas más vulnerables. Murió el 9 de junio de 1597 en Reritinga, hoy ciudad Anchieta en su honor. En 1980 fue beatificado por Juan Pablo II.