Xavier Sagrera y Lucia Ortín se han incorporado, a principios de este curso, como presidente y vicepresidenta del patronato del Casal Loiola, tomando el relevo de Juan Mezo y Juan Raduà, que han ocupado estos cargos respectivamente durante los últimos años.
El Casal Loiola, situado en la calle Balmes 138 de Barcelona, es un lugar de encuentro de diversos grupos y comunidades. Moviliza más de un millar de personas y se define como un espacio de crecimiento humano y espiritual de las personas para contribuir a un mundo mejor. La renovación del patronato llega en un momento difícil por el contexto que vivimos, en el que hay que buscar respuestas a las necesidades que ha creado la pandemia. Y también en un momento en que el Casal quiere consolidar un relevo generacional que garantice la continuidad de la misión. Xavier y Lucia han compartido sus impresiones, ilusiones y deseos para el futuro del Casal.
"Un lugar desde donde salir al mundo"
"Debemos mantener el servicio que hacemos y al mismo tiempo extremar las medidas para garantizar la seguridad de todos. Lo más inmediato es reinventar la manera de trabajar: reuniones telemáticas, celebración de las Eucaristías con aforos limitados, servicios adaptados a las circunstancias, implicar a todo el mundo,... ", explica Xavier Sagrera. "Pero debemos aprovechar este tiempo de incertidumbre en que se abren tantos interrogantes y en el que nos encontramos con nuestra fragilidad para que sea un tiempo de oportunidad de transmisión de valores, de acercamiento a los demás, de tener más cuidado... y de todo ello el Casal debe ser instrumento".
En esta línea, Lucia Ortín considera que "el acompañamiento en la vida, y desde la fe se hace esencial para poder comprender de una forma profunda como todos estos cambios nos afectan como personas y como sociedad".
Y es que el Casal Loyola es un lugar de encuentro, donde compartir y celebrar la fe, pero, como señala su nuevo presidente, "es sobre todo un lugar desde donde salir al mundo, para encontrarnos con los más vulnerables y desfavorecidos, para hacer un mundo más justo, más sostenible, más amable. Un lugar que ayuda a la integración entre vida y fe".
"Toca agradecer y mirar hacia el futuro de la mano de los jóvenes"
"El recorrido del Casal es largo e implica a varias generaciones agrupadas de formas y en comunidades diversas pero que comparten un rasgo en común, la espiritualidad ignaciana como herramienta y motor para acercarse a Dios", destaca Lucia Ortín, que llega a la vicepresidencia del Casal con 30 años. "Caminamos hacia la articulación de las comunidades fundadoras y los nuevos espacios comunitarios de jóvenes para que se conozcan, y puedan compartir un mismo sentido de comunidad Casal Loiola".
Para Lucia, el relevo generacional es más necesario que nunca: "los jóvenes de hoy tendremos la responsabilidad de cuidar e impulsar el Casal de mañana, pero sabemos que heredamos el trabajo y dedicación de todos los que nos han precedido. Toca agradecer y mirar hacia el futuro de la mano de los jóvenes".
"De hecho", insiste también el Xavier Sagrera, "los estatutos del Casal recogen la especial vocación para los jóvenes, heredada de las antiguas Congregaciones Marianas, y que hemos hecho nuestra. El proyecto apostólico compartido entre la Compañía de Jesús y las tres Comunidades fundantes del Casal Loiola (CVX Fòrum Adults-Congregació Mariana, CVX Fòrum Joves i CVX Berchmans), siempre ha sido un proyecto joven, de los jóvenes y para los jóvenes". Una vocación que recibe aún más impulso, ahora que la Compañía de Jesús ha situado el acompañamiento de los jóvenes entre sus preferencias apostólicas universales. "La transversalidad del Casal, que reúne grupos y personas de edades muy diversas es una fuente de riqueza para todos, para jóvenes y mayores, para jesuitas, religiosos, religiosas, para laicas y laicos... que da valor a la trabajo que hacemos y nos ayuda a todos".
La presencialidad como necesidad
Todo esto toca hacerlo en un momento en que nos hemos visto obligados a reducir los encuentros y actividades presenciales, tan esenciales en un espacio como el Casal Loiola. "La presencialidad que ahora es un lujo, la habíamos dado mucho tiempo por supuesta, y ahora, especialmente para los jóvenes, surge como necesidad", lamenta Lucía Ortín.
Siguiendo las normativas de cada momento y desde la prudencia, el Casal trabaja para seguir realizando las actividades sociales y educativas (esplai, refuerzo escolar, voluntariado...) que implica la atención a colectivos vulnerables. También se intenta mantener el acompañamiento espiritual individual y las Eucaristías como espacio comunitario y de celebración donde Jesús nos reúne. Actualmente se celebran con aforo limitado y todas las medidas de prevención, y se pueden seguir también en streaming para favorecer la participación. Para Xavier Sagrera es importante "mantener el encuentro presencial para el acompañamiento espiritual, el encuentro entre acompañante y acompañado que tanto puede ayudar a dar esperanza y compañía y hacer crecer a las personas en la fe". El resto de actividades del Casal se traslada a su versión online, "donde vertemos toda nuestra creatividad y todos los medios técnicos para seguir caminando en la fe juntos y juntas", asegura Ortín.
"Ayudarnos mutuamente y mantenernos vivos, acompañados y esperanzados"
Una actividad a distancia que, para Sagrera, va más allá de mantener el funcionamiento de las actividades sino que "tenemos que reinventar la manera de funcionar para estar atentos a las necesidades y problemas de los demás (soledad, tristeza, desesperanza...) y descolgar el teléfono o conectar la videoconferencia... para ayudarnos mutuamente y mantenernos vivos, acompañados y esperanzados".
Retos que presidente y vicepresidenta afrontan con ilusión, responsabilidad, libertad y espíritu de servicio, y desde una trayectoria de compromiso y vinculación con el Casal Loiola y la Compañía de Jesús. Xavier Sagrera, de 60 años, trabajó en la creación de la Fundación del Casal Loiola desde su inicio. Recuerda al P. Joan Martí Tusquets, "que me introdujo en la CVX Fòrum Joves, poco a poco, limando mi exceso de rebeldía y mis prejuicios iniciales, tal y como él lo sabía hacer. Por eso creo que es tan importante la acogida y el acompañamiento de las personas que llegan al Casal, quizás sin saber demasiado lo que buscan . Lucia Ortin, que trabaja en la Fundación Migra Studium, estudió en Jesuitas Bellvitge y desde entonces ha estado vinculada a los Jesuitas en diversos ámbitos: voluntariado en el sector social, en la Pascua Joven de Raimat, en Magis... "Estoy en el Casal como acompañante y como acompañada, en grupos que me ayudan a compartir la fe que da sentido y vida a todo lo que hago".