Diego de Pantoja, el jesuita que entró en la Ciudad Prohibida

La Casa Asia de Barcelona acogió, el pasado 13 de abril, el acto de presentación del Año Diego de Pantoja, que conmemora el 400 aniversario de la muerte de este jesuita pionero del intercambio entre China y Occidente. Fue uno de los colaboradores más cercanos del también jesuita Matteo Ricci, y el único jesuita español que accedió, en 1601, a la corte del emperador de la dinastía Ming, Wan Li.
 
Durante un año, diversas instituciones, bajo el impulso del Instituto Cervantes de Pekín, se suman a la conmemoración de esta efeméride, entre ellas el Instituto Confucio y Casa Asia, así como diversas instituciones académicas chinas. Quieren así dar a conocer y reivindicar la relevancia de este personaje que, a pesar de su importancia, es muy desconocido. En Pekín los actos se iniciaron a finales del año pasado. La semana pasada se hizo el lanzamiento en el Instituto Cervantes de Madrid y en la Casa Asia de Barcelona, donde se destacó el papel de este jesuita como pionero de la sinología y de la promoción del debate intelectual entre Oriente y Occidente.

¿Quién era Diego de Pantoja?
 
Nacido en Valdemoro en 1571, entró en el noviciado de la Compañía de Jesús en Toledo con 18 años. En 1596 embarcó en Lisboa para incorporarse a la labor misionera de los jesuitas en Oriente. En 1600 logra entrar en China y se reúne con Matteo Ricci. Junto a él viaja hasta Pekín, donde consiguen el favor del emperador, que les permite permanecer en la ciudad.
 
Como Ricci, fue partidario de la introducción del cristianismo acercándose a la cultura, las costumbres y tradiciones de otros pueblos, lo que le permitió avanzar en la expansión del cristianismo en China y ganarse el respeto de las autoridades. Sin embargo, por las crecientes tensiones entre la corte imperial y los misioneros extranjeros, acabó siendo expulsado del país. Pasó sus últimos años en Macao, donde cayó enfermo y falleció en julio de 1618.
 
A lo largo de los 21 años que pasó en China Diego de Pantoja se dedicó al estudio de la lengua china, que aprendió muy rápidamente, y de los textos clásicos chinos, adoptando una nueva metodología de aprendizaje de este idioma. Adoptó el nombre Páng Dí’é (龐迪我) y vestía, como Ricci, según las costumbres de los letrados chinos. Publicó en Pekín nueve obras escritas en chino, entre ellas Las siete victorias qikedaquan (contra los siete pecados capitales).
 
Diego de Pantoja contribuyó de forma destacada a dar a conocer la China en el mundo occidental. En 1602 escribió una carta al Provincial jesuita de Toledo, Luis de Guzmán, en la que ofrecía todo un tratado sobre la geografía, la historia, la cultura y los sistemas de gobierno chinos. La carta se convirtió en un tratado difundido por toda España y traducido al francés, alemán, latín e inglés. Se trata de una de las más completas descripciones de China escrita por un europeo.
 
Cabe reconocerle también sus aportaciones al desarrollo de un sistema de transcripción del chino al alfabeto latino y su contribución al desarrollo de la tecnología y la cartografía chinas.
 
En el marco del Año Diego de Pantoja, que se alargará durante todo el año 2018, el mes de mayo la plaza Tiananmén acogerá un concierto con instrumentos antiguos. Durante el próximo mes de septiembre está previsto también en Pekín un simposio internacional sobre Diego de Pantoja y su legado, en la Universidad de Estudios Extranjeros. También se publicarán varios libros y artículos, entre ellos cabe destacar la reedición del libro Diego de Pantoja y China, que publicará la editorial Mensajero.
 
Para saber más:
  • Dossier sobre Diego de Pantoja SJ [descargar]
  • Entrevista al jesuita Ignacio Ramos [ver vídeo]
  • Vídeo: Diego de Pantoja, el primer español que entró en la Ciudad Prohibida [ver vídeo]