La presentación del cuaderno 235 de Cristianisme i Justícia fue una ocasión especial para recordar a Víctor Codina, fallecido el año pasado.
El cuaderno titulado El espíritu sopla desde abajo es una recopilación de los textos de este jesuita publicados en el blog de Cristianisme i Justícia a lo largo de más de diez años. El cuaderno era ya un sentido y agradecido homenaje a Víctor Codina, pero el acto del pasado 17 de enero permitió además reunir a familiares, compañeros y amigos para recordar su persona y disfrutar de su pensamiento.
El acto tuvo una primera parte muy interesante en la que Josep M. Rambla, jesuita, y Sonia Herrera, coordinadora del Área Social de Cristianisme i Justícia, mantuvieron una conversación recordando rasgos de la persona de Víctor y destacando aspectos de su pensamiento. Este diálogo tenía una conexión con el que ya mantuvieron, en marzo de 2017, con presencia entonces de Víctor Codina, en la presentación del su libro Sueños de un viejo teólogo (Mensajero, 2016). Se reunían de nuevo Sonia Herrera y Josep M. Rambla, siete años después, para mantener una conversación semejante con el público que abarrotaba el salón de actos.
Destacaron el pensamiento encarnado de Víctor, esa preocupación por buscar a Dios en lo concreto de la vida, especialmente en la vida de los más pobres y esa capacidad de no dejarse vencer por el desánimo: por eso Víctor hablaba de sueños, de un futuro que ya había comenzado pero que no estaba acabado.
A lo largo del acto se leyeron textos tomados de este cuaderno y que se convirtieron en momentos de interiorización y oración. Adrià Payés acompañó con la guitarra la lectura hecha por Laura Rius y Pau Vidal.
La siguiente ronda de testimonios moderada por Sonia Herrera fue sorprendente porque consiguió desentrañar un poco el poliedro de la persona, pero fue sobre todo muy cariñosa porqué mostró la bondad y la inteligencia de Víctor. Anna Saumoy, religiosa de la Compañía de María nos trasladó a los años 70, cuando se produjeron importantes cambios en los estilos de vida de la vida religiosa, especialmente el traslado a vivir en comunidades pequeñas en barrios. Victor Codina, que era formador de los jesuitas, fue también un apoyo importante para muchos de aquellos religiosos y religiosas jóvenes, que se adentraban en caminos poco explorados tras el Vaticano II.
El testimonio de Lluís Ylla fue muy distinto. Estos últimos años recibió la ayuda de Víctor en una investigación sobre la experiencia espiritual. Explicó cómo Víctor era un experto consejero académico, y cómo su teología del Espíritu estaba marcada por un conocimiento profundo de las tradiciones teológicas occidentales y orientales.
El tercer testimonio fue el de Rafael de Sivatte, compañero jesuita, que también recordó los años 70 y la relación de Víctor con aquellos jóvenes jesuitas que estaban en formación. Sivatte se trasladaría posteriormente a El Salvador donde trabaja en la UCA. Su testimonio nos mostró la relación de dos compañeros jesuitas durante muchos años compartiendo la dedicación a la teología y su pasión por América Latina.
La presentación dejó un sentimiento de profundo agradecimiento en todos los asistentes, por la vida de Víctor Codina y su obra, pero también por todos los testimonios compartidos. Además de una vida dedicada a la actividad teológica, la de Víctor fue una vida dedicada a aproximar a las personas a la acción del Espíritu Santo, nada mejor que hacerlo con sus palabras: “En estos momentos de asfixia universal, hemos de respirar el Espíritu, tanto tiempo olvidado, hemos de recuperar su hálito, pedir su soplo de vida. Él está presente precisamente en momentos de caos y muerte, cuando parecía que todo estaba perdido. Respiremos hoy profundamente el Espíritu, recuperemos su soplo suave. Es nuestro auténtico oxígeno vital”.
Encontraréis el cuaderno en este enlace: El Espíritu sopla desde abajo