Arrels sant Ignasi de Lleida, entidad de nuestro sector social, que trabaja al lado de las personas y familias en situación de exclusión o riesgo social, trata de mantener, dentro de las limitaciones, su actividad, en unos momentos en que los colectivos más vulnerables pueden sufrir aún más las consecuencias de esta situación de excepcionalidad que vivimos.
Trabajadores/as y voluntarios/as de la entidad hacen un esfuerzo especial estos días, para continuar con la entrega de alimentos y productos básicos, manteniendo el contacto con los pisos de reinserción o garantizando que se puedan abrir las duchas del centro abierto de la entidad para las personas sin hogar.
Nos hacen llegar este testimonio de cómo están viviendo estos días:
"A la pequeña comunidad de la Fundació Arrels sant Ignasi,
Desde hace una semana parece que la humanidad se ve más unida. Desde hace unos días todos somos más hermanos y más hermanas. El gran valor perdido de la triada libertad, igualdad y fraternidad parece que se recupere. Estamos más unidos a la vez que nos sentimos más vulnerables.
Y sentirse más vulnerable nos ayuda a ganar en empatía con las personas que cada día acompañamos. Quizás ahora podemos sentir qué es el temor, la angustia, el sufrir, el estar más nerviosos y la fragilidad cuando te sientes más dependiente de los demás, de las circunstancias, cuando vives con la incertidumbre de no poder controlar y llevar, tú, el rumbo de la propia vida y cuando ves a quienes amas también algo así...
Y es bonito ver que en medio de esta fragilidad se siguen alzando heroínas y héroes que se ponen al lado de las personas, y en concreto de las personas que sufren más exclusión social. Qué bonito ver que cada día estáis llenando las cestas de la compra a aquellas familias que viven con muuuuuy pocos recursos. Que aseguráis un punto de higiene, como son las duchas del centro abierto y un lugar seguro de consumo a las personas que sufren adicciones. Que os aseguráis qué tal y tal otro tengan el medicamento, la metadona, el dinero y el tabaco... Que estéis confinados con la pequeña comunidad de chicos de reinserción, reinventando el parchís y la pintura. Que cuidéis de las personas que acompañamos en los pisos... Que los domingos siga habiendo bocadillos. Que estéis en el teléfono y el ordenador gestionando la logística que todo esto pide... Y es hermoso que además de dar alimentos, ducha, bocadillo, terapia, recordar los avisos de higiene de estos días... dais, sobre todo, ese momento mágico que es el encuentro. Un encuentro, que incluso detrás de una mascarilla, transmite calor. La vitalidad de un ojos, un decir el nombre de alguien, el poder compartir y escuchar un cómo estás ya son bálsamo, esperanza y vida.
Sois las heroínas y los héroes de la ciudad, junto al personal sanitario, las cajeras de los supermercados y de tantas personas que no sabemos quiénes son y que ayudan, en estos tiempos de incertidumbre, a que todos podamos tener el pan en la mesa. Gracias por todo lo que hacéis y cómo lo hacéis. Porque son momentos de más tensión, de tener más cuidado en cómo hacemos las cosas. Gracias porque nunca, seguramente, nos hubiéramos imaginado trabajando y colaborando en medio de una situación como ésta, con el espíritu de la resistencia. Un espíritu que hace de los combatientes los garantes de los valores de la sociedad que queremos.
¡Muchas gracias por todo!"