Com cada año en estas fechas, el centro de estudios Cristianisme i Justícia acaba de publicar su reflexión de final de año.
Si el año pasado el centro alertaba del peligroso resurgimiento del autoritarismo, durante el último año hemos visto cómo se confirmaba este pronóstico. La declaración que publica hoy Cristianismo y Justicia, probablemente una de las más duras de los últimos años, describe una situación altamente preocupante en la que “la globalización del autoritarismo a nivel mundial parece haber ahogado la esperanza de un progreso en la humanización de nuestras sociedades”.
Un optimismo y una confianza que se han desplomado
Según el centro, los acontecimientos de los últimos años han provocado el desplome de la confianza y el optimismo del último medio siglo. “Movidos por el proyecto de construcción europea (..), creíamos que los derechos humanos y la democracia irían extendiéndose por todos los países y culturas”, afirma el texto. “Se tenía en ello una fe ciega como si la verdad y la razón tuviesen suficiente fuerza por sí mismas para acabar imponiéndose”.
Sin embargo, desde comienzos del siglo XXI, algunos acontecimientos como la crisis económica, el inicio de la guerra de Siria o la proclamación de Estado Islámico han acabado provocando un resurgimiento del autoritarismo que se va extendiendo en distintos países. Las alarmas se han disparado también en España con motivo de las elecciones andaluzas.
“Se trata”, dice el centro, “de un autoritarismo cada vez más desacomplejado en su simbología” en el que “los políticos insultan y denigran desde sus cuentas de twitter o en sus declaraciones públicas”. En este contexto, Cristianismo y Justicia denuncia toda tentación de utilizar el cristianismo como argumento para imponer modelos totalitarios” ya que a menudo se utilizan los signos cristianos “desproveyéndolos de su significado profundo, que no es otro que la denuncia de la absolutización de los poderes de este mundo”.
Negras nubes sobre la Iglesia de Francisco
La Iglesia liderada por el papa Francisco también se ve cubierta por las negras nubes del autoritarismo. Si su elección como obispo de Roma supuso una primavera eclesial y una vuelta a la sencillez del evangelio, sus denuncias proféticas han generado la oposición pública y confesada de algunos grupos eclesiales.
Cristianismo y Justicia denuncia que “la derecha eclesial y la derecha económica parecen haberse aliado para hacer caer a Francisco”, unos para frenar de raíz la apertura a ciertos colectivos y otros para erradicar su profetismo en temas de justicia social.
“Cierta extrema derecha eclesial dice comulgar con el subrayado de la misericordia del Evangelio pero en la práctica, sólo si se mantiene en un nivel genérico y abstracto”, por eso “reacciona vehementemente cuando se trata de concretarla en colectivos equivalentes a aquellos del Evangelio: los pobres y marginados por las élites políticas, económicas y religiosas”, asegura la declaración.
Para Cristianismo y Justicia, estamos ante la lucha entre dos paradigmas religiosos. Uno que busca una Iglesia elitista de los “puros”, “que se regodean en sus capacidades para acumular méritos” y, que paradójicamente, ante los casos de abusos, ocultan esa vergüenza para proteger la imagen de la Iglesia. Y otro que busca un Dios evangélico que es Amor, que desarrolla la “cultura del cuidado” especialmente hacia aquellos que parecen no contar y que llama al mundo a un decrecimiento económico y al cuidado del medio ambiente.
Signos de esperanza
A pesar del tono de gravedad y preocupación, la declaración de fin de año de Cristianismo y Justicia también señala signos de esperanza. “No pocas Iglesias cristianas, ante el crecimiento de la extrema derecha, denuncian claramente su incompatibilidad con el Evangelio”, recuerda.
Ante la dolorosa realidad de los escándalos de pederastia en la Iglesia, el centro celebra la convocatoria por parte del papa Francisco de una reunión internacional el próximo febrero sobre este tema, así como las iniciativas de diferentes congregaciones religiosas para elaborar protocolos estrictos y revisar el pasado.
También señala que muchas comunidades religiosas y hogares familiares se han convertido en casas de hospitalidad que acogen a personas refugiadas. Y ve motivos de esperanza en comunidades cristianas lideradas por mujeres que van avanzando en su progresiva normalización.
El texto íntegro de la reflexión de final de año se puede descargar en catalán: ”Núvols foscos… però el sol no desapareix” y en castellano: "Negras nubes… pero el sol no desaparece”.