Silencio, de Martin Scorsese

El 6 de enero se estrena Silencio, del director Martin Scorsese. La película, basada en la novela del mismo título del escritor japonés Shusaku Endō, cuenta la historia de dos jesuitas portugueses que llegan a Japón del siglo XVII, época en que el cristianismo fue perseguido por parte de las autoridades japonesas con gran dureza y violencia. Los dos jóvenes jesuitas entran en el país en busca de quien había sido su mentor, el P. Cristóvão Ferreira -interpretado por Liam Nesson-, que, tras ser perseguido y torturado, ha renunciado a su fe.

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Los dos protagonistas, el P. Sebastião Rodrigues y el P. Francisco Garrpe, interpretados por Andrew Garfield y Adam Driver respectivamente, serán testigos y vivirán en propia piel el suplicio y la violencia que sufren los miles de cristianos japoneses que viven su fe en la clandestinidad. Se trata de una película de gran densidad teológica y espiritual, que plantea como tema de fondo el silencio de Dios en medio del sufrimiento de las víctimas y que propone una profunda reflexión sobre temas fundamentales de la fe cristiana y la inculturación. El jesuita James Martin, después de ver la película la calificó de "obra maestra, que muestra a la perfección las complejidades de la fe y el viaje espiritual de los hombres". Coincide con esta valoración el sacerdote y profesor de teología Peio Sánchez, director de la Semana de Cine Espiritual, que considera que el film "desnuda la esencia de la fe en el encuentro con Cristo". Para Sánchez es "una de las películas de mayor densidad teológica en perspectiva cristiana" y presenta una peregrinación espiritual a través de la transformación del protagonista.

Los hechos y personajes históricos que inspiran la película

El personaje central de la historia está basado en la figura histórica del P. Cristóvão Ferreira, misionero jesuita portugués de principios del siglo XVII que, durante la época más cruenta de las persecuciones contra los cristianos. Había llegado a Japón en 1609. Después de años de vivir en la clandestinidad y reportar los numerosos casos de martirio de cristianos, en 1633 fue apresado y después de sufrir terribles torturas, terminó apostando. La noticia de que había renunciado a la fe causó gran impacto en la Europa católica. En junio de 1643 llegó a Japón un grupo de jesuitas, entre los que se encontraba el P. Giussepe Chiara (que inspira el personaje del P. Rodrigues en la película), con la misión de localizar al P. Ferreira.

Jesuitas en el rodaje

Por petición del director Martin Scorsese, varios jesuitas han colaborado, ayudando a preparar sus personajes y asesorando durante el rodaje. El actor Andrew Garfield hizo ejercicios espirituales antes de iniciar el rodaje para interiorizarse en la espiritualidad ignaciana. Entre otros, el jesuita norteamericano James Martin ha sido asesor de Scorsese. También ha participado el jesuita español Alberto Núñez, que ayudaba a los actores sobre la manera de hacer de los jesuitas, especialmente supervisando las escenas de carácter religioso.

La novela

El escritor japonés Shūsaku Endō (1923-1996) publicó en 1966 la novela Silencio, que fue reconocida ese mismo año con el premio Tanizaki, uno de los más prestigiosos premios literarios japoneses. La publicación del libro causó una gran conmoción en Japón, donde nunca se había tratado de manera brutal la persecución que sufrió el cristianismo. Es el trabajo más reconocido del autor y se le considera su obra maestra. Se trata de uno de los grandes escritores japoneses del siglo XX, con la particularidad de ser cristiano católico, en un país en el que la población cristiana no llega al 1%.

La Compañía de Jesús en Japón

El cristianismo llegó a Japón de la mano del misionero jesuita San Francisco Javier, el 1549. Las conversiones fueron abundantes durante los primeros años, hasta que en 1587, el gobernador Hideyoshi decretó el exilio de todos los misioneros extranjeros. Algunos se fueron pero la mayoría se quedó y siguió trabajando en la clandestinidad. La persecución y represión se intensificó en los años siguientes y especialmente a partir de 1614 cuando el cristianismo fue declarado ilegal. La iglesia se mantuvo clandestina, perseguida y martirizada, durante 250 años. Los que eran descubiertos eran obligados a renunciar a su fe o eran torturados y ejecutados. Cerca de un centenar de jesuitas murieron durante las persecuciones pero los cristianos mártires fueron decenas de miles.

Los jesuitas volvieron a Japón a principios del siglo XX y se da la circunstancia de que dos jesuitas españoles misioneros en Japón han sido, posteriormente, Superiores Generales de la Compañía de Jesús. Se trata del P. Pedro Arrupe, que fue testigo de la bomba atómica que arrasó Hiroshima, y el P. Adolfo Nicolás. Actualmente residen en Japón unos 200 jesuitas, aproximadamente una tercera parte son japoneses. La educación es uno de los pilares de su trabajo. 

No es la primera vez que un episodio de la historia de la Compañía de Jesús inspira una película. Probablemente la más conocida es La misión, dirigida por Roland Joffé i protagonizada por Robert de Niro i Jeremy Irons, que trata el tema de les reducciones jesuitas del Paraguay i el trabajo de los misioneros jesuitas en favor de los pueblos indígenas de América Latina.