El sábado 2 de abril el Espacio Interreligioso de la Fundació Migra Studium acogió un grupo de niños musulmanes. El Espacio Interreligioso recibe cada año más de un millar de niños y niñas para conocer los elementos esenciales de las diversas religiones y valorar la pluralidad religiosa. Esta vez el grupo era enteramente musulmán. Desde la comunidad que el Consejo Islámico de Cataluña tiene en el barrio del Raval, los pequeños fueron a la Fundación Migra Studium, con el deseo, bien patente, de conocer un poco más la diversidad religiosa que rodea su cotidianidad.
Quince miradas curiosas, los ojos muy abiertos, obedientes y risueños, subieron las escaleras de la Fundación acompañados por sus tutores. Los niños evidenciaron enseguida su familiaridad con la diferencia. Cabe decir que viven en un contexto caracterizado por la riqueza cultural. Despiertos y ágiles, se mostraron en todo momento dispuestos a adentrarse en las dinámicas propuestas por la educadora.
Cuatro palabras definen la experiencia vivida: tú, identidad, amistad y silencio. El primer impacto fue cuando la educadora recibe un interrogante, directo y claro: "Y tú ... de qué religión eres?" haciendo patente el encuentro entre un "tú" y un "yo", dos mundos a los que se les abre la posibilidad de acercarse, de acortar distancias, de estrechar un vínculo, incipiente, recién nacido.
Una segunda expresión proviene de un pequeño que, con sonrisa abierta, cuenta que sus padres son originarios de la India y que practican la religión musulmana. Al preguntarle de donde es él se le escapa un "de la India". La educadora insiste... "¿has nacido aquí?", Y es entonces cuando da la respuesta correcta: "sí". Un lapsus de identidad que revela muchas cosas.
Tercero: la palabra amistad asoma cuando, ya avanzada la visita, el grupo se adentra en el museo. Un niño, jugando con objetos propios del cristianismo, expresa, con espontaneidad y mucha alegría, que tiene muchos amigos cristianos. En el museo, cada pieza parece hablar y, de repente, se establece un diálogo a tres bandas: el objeto, aparentemente inmóvil, el niño o la niña y la educadora. Y se empiezan a expresar experiencias que nos unen. Por ejemplo, cuando se habla de Jesús. "¿Verdad que para vosotros es un profeta muy importante?". Respuesta afirmativa. "Para los cristianos es el Hijo de Dios". Se produce un silencio respetuoso y ojos abiertos, y el descubrimiento de compartir la experiencia de un Dios.
El Espacio, abierto a la diferencia, quiere estrechar vínculos con comunidades de procedencia diversa, ya que una forma de diálogo consiste en compartir la experiencia espiritual y religiosa entre personas o grupos de diferentes adscripciones religiosas. Y eso es lo que ha pasado con este pequeño grupo de niños y niñas musulmanes. "Nos sentimos cerca de ellos", explican desde el Espacio Interreligioso de Migra Studium. "Sí, nos sentimos cerca de la comunidad musulmana. A menudo poco conocida, a veces menospreciada. A veces rechazada. En ocasiones, asociada injustamente a comportamientos violentos que nada tienen que ver con el Islam."