El 24 de febrero se celebró en la sede de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en Madrid se celebró un acto en homenaje al P. Albert Dou i Mas de Xexàs (1015-2009), jesuita, matemático e ingeniero. Este evento se ha programado en el marco del centenario del nacimiento del P. Dou.
Participaron en el acto el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Jesús Ildefonso Díaz, que habló sobre el P. Dou como matemático, ingeniero y académico, y el jesuita Manuel García Doncel, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona que abordó su aportación como historiador, humanista y religioso.
Fue un acto académico y solemne. Antes de comenzar, en la misma antesala del salón de actos se vivía el encuentro de viejos amigos de Alberto Dou, ambientado con la inmensa lista de sus publicaciones y la exposición de algunos de esos trabajos, junto a la proyección de una gran colección de fotos del P. Dou. Esta recopilación de sus libros y artículos se mantendrá expuesta hasta el 1 de abril.
Un centenar de asistentes llenaron el salón, y el acto comenzó puntualmente con una brevísima presentación del Presidente de la Academia. El Prof. Ildefonso Díaz, antiguo doctorando y hoy sucesor de Alberto Dou en la Universidad Complutense, glosó las tareas de su maestro como matemático, ingeniero y académico, ilustrándolas con vivencias personales suyas. Y subrayó el amplio impacto de Dou en la matemática española a través de la enseñanza.
A continuación Manuel G. Doncel, compañero jesuita y profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona, a la que se retiró Alberto Dou en sus años de profesor emérito, glosó las tareas de Alberto como historiador de ciencias, humanista y religioso. Cofundadores ambos del actual Centro de Historia de la Ciencia de la UAB, es allí donde Dou dictó cursos y dirigió tesis sobre sus temas históricos predilectos: “La matemática española del siglo XVII”, y “La historia del paralelismo”. Se ponderó también la riqueza de sus intereses humanistas y su profundo móvil religioso.
Ilustre matemático
Nacido en Olot el 21 de diciembre de 1915, el P. Albert Dou fue un ilustre matemático e ingeniero. Con 16 años se trasladó a Madrid para estudiar en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en la que le ofrecerán unos años después una cátedra de Matemáticas.
Catedrático también de la Universidad Complutense de Madrid, ha sido un referente en el estudio y la investigación de la matemática, colaborando con diversos centros de distintos países y junto a los mejores expertos en su campo. Fue también rector de Deusto, rector académico de ICAI e ICADE, y participó en la constitución de la Universidad Pontificia de Comillas. Ocupó la presidencia de la Real Sociedad Matemática Española y recibió numerosos reconocimientos como la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, la medalla de oro del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, y los doctorados honoris causa por las universidades Pontificia de Comillas y de Málaga.
Impulsó la labor de los jesuitas en el ámbito científico y universitario
A los 27 años ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Veruela y fue ordenado sacerdote en 1954. Además de su dedicación a la matemática, el P. Dou se acercó también a otros saberes como la filosofía, la antropología y la teología. Reflexionó también sobre la relación entre la fe y la ciencia, impulsando la misión de los jesuitas en el ámbito científico y universitario. Supo armonizar los progresos de la ciencia con su fe y su condición de religioso y sacerdote, de un modo que él mismo definía: “El profesor que da apasionadamente un curso universitario, quiéralo o no, sea consciente de ello o no, imparte también una visión del cosmos y de la vida. Personalmente, para mí, después de vivir un tiempo en una especie de esquizofrenia entre los valores religiosos y los matemáticos, llegué a la conclusión de que convergían en un único humanismo. Lo he resumido en una frase: del púlpito a la tarima no hay solución de continuidad”.
Después de su jubilación, en 1984, regresa a su Cataluña natal y sigue activo durante quince años como profesor emérito en la Universidad Autónoma de Barcelona y dedicándose a la pastoral universitaria en Girona. Murió a los 93 años en Sant Cugat del Vallès.